viernes, 28 de agosto de 2009

"No habrá más penas ni olvido"

La República Argentina transcurrió el Siglo XX arrastrando los problemas políticos y económicos de los gobiernos anteriores, lo que llevó a que por más de 50 años, el pueblo argentino tenga que vivir entre un período democrático y un golpe de estado, un período democrático y un golpe de estado.
Esta mala costumbre se terminó el 10 de diciembre de 1983, cuando Raúl Alfonsín asumió la presidencia y puso punto final a lo que sería el peor proceso político-económico de la historia argentina, dejando como saldo a más de 30 mil desaparecidos, una batalla absurda (“La Guerra de Las Malvinas”), una deuda económica extraordinaria y varios problemas que todavía no tienen solución.
Así se llegó a estos días, por suerte con 26 años seguidos de gobiernos democráticos, pero con un país totalmente decaído, dormido, avergonzado. La falta de diálogo que se vive a diario, como en aquel otoño de 1974 en el pueblo de Colonia Vela (Tandil), hace que la gente se malacostumbre y se resigne aún más con el pobre presente que transcurre la Argentina.
Como cuenta Osvaldo Soriano en su novela “No habrá más penas ni olvido”, donde refleja la espantosa forma de vivir que tenía Colonia Vela en la década del `70; cuando se discutía si había infiltrados, que el comunismo se hacía sentir, que la Juventud Peronista se revelaba y que proclamaba a gritos la famosa frase: “Perón o muerte”.
La actualidad del país es triste. El gobierno no toma protagonismo y no hace nada para revertir la situación. La falta de diálogo sigue firme en el oficialismo. Los sindicatos, empujados y promovidos por Juan Domingo Perón en su primer mandato, siguen siendo beneficiados y siguen siendo la misma traba para que un partido que no es Justicialista pueda gobernar con normalidad y tranquilidad.
De la falta de diálogo, de los sindicatos y de otros factores inentendibles, nacieron los famosos “piquetes”, en los cuales un grupo identificado con algún gremio corta una calle, un puente, prendiendo fuego gomas, revoleando banderas (la palabra Perón siempre presente), molestando a la gente que quiere trabajar y que cree en otras formas de comunicarse que no sea la de interferir en la rutina del resto, que en definitiva, esta al margen del conflicto.
En conclusión, el argentino se olvidó que “el derecho de uno termina cuando empieza el del otro”, que el respeto es necesario para una buena convivencia, que la libertad de expresión existe en la democracia (aunque no parezca) y que, sin duda, hay que luchar para que no hayan más penas ni olvidos.

2 comentarios:

  1. Amo este pais, estoy feliz de haber nacido acá pero es una triste realidad la que estamos viviendo.no puede ser que sigamos como unos nenes ofendiéndonos cuando algo no nos gusta pero en nuestra vida cotidiana mas de una actitud no tendríamos que tener, y tendríamos que empezar por eso. No puede ser que cada vez que no enojamos cortemos rutas, molestando al vecino porque a las personas que en realidad queremos molestar nos pasan por arriba en avión, despertémonos .!! somos un gran país, tenemos cultura propia, no todo esta perdido.
    Perón pareciera ser que fue un gran presidente,con sus defectos como todos, pero...no podemos seguir con la mente tan cerrada, busquemos personas nuevas, con ideas nuevas.seguimos dando vueltas siempre en lo mismo.
    Me encantaría ver un país con un líder!! que sea respetado,que cuando vayamos a votar no estemos pensando en que palos le podemos poner al futuro líder, pensemos todo lo contrario.
    Nuestra historia esta mancha con sangre pero también de de muchas alegrías...
    Me encanto la nota,la verdad me gusto mucho la idea de subirlas acá, es el comienzo de algo grande.
    seguí así.


    ...feliz de ser argentino!!...

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  2. Matty 28: sos un pelotudo de la primera ola, orgulloso de ser argentino, si este pais es una mierda igual que su gente, pais cerrado, bruto inculto como logro forjar el peronismo, de que alegrias hablas imbecil, peron fue un despota, fascista de mierda como su movimiento.

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